¿Sabías que…? (16 ago 2021)

¿Sabías que el Cantar de Roncesvalles fue hallado por casualidad y llegó a conocimiento de Ramón Menéndez Vidal por medio del lingüista y fonetista lerinés Amado Alonso?

EL HALLAZGO

En 1916, mientras investigaba en el Archivo Real y General de Navarra, el capuchino alavés Fernando de Mendoza (Fernando Ortiz de Latierro) (1872-1966) topó con el documento que puso en manos del responsable entonces del archivo, Carlos Joaquín de Marichalar Cotton de Bennetot (1868-1963). Gracias a que durante siglos sirvió de guarda al Libro de Fuegos del Reino de 1366, se conservó este valioso documento en romance navarro. Marichalar hizo llegar a Ramón Menéndez Pidal (1869-1968) la transcripción y el original mediante el lerinés Amado Alonso (1896-1952) entonces alumno del conocido lingüista y mediavalista del que acabaría siendo estrecho colaborador.

Está escrito en pergamino grueso con la escritura gótica propia a la utilizada en las cancillerías de Navarra y Aragón durante los siglos XIII-XIV.​ Menéndez Pidal aventuraba que fue manuscrito en Navarra hacia 1310 por lo que se trata de un códice coétaneo del del Cantar de Mio Cid.

EL CANTAR DE RONCESVALLES

El fragmento que se ha conservado contiene la descripción de los cadáveres de la batalla de Roncesvalles, que son contemplados por Carlomagno: el del arzobispo Turpín, el de Roldán y la cabeza de Oliveros, a los que dirige respectivos plantos. A continuación el duque de Aimón encuentra el cadáver de Rinalte, su hijo (que en la tradición hispánica corresponde a Reinaldos de Montalbán), expresa asimismo su duelo por la muerte del hijo y lo hace apartar del resto de las víctimas.

El Cantar de Roncesvalles no sigue la tradición poética del Cantar de Roldán, pues presenta elementos diferentes como la muerte de Reinaldos, alusión al camino de Santiago, o los personajes Baldovinos y Beltrán, ni otras tradiciones de la épica francesa. El lingüista concluye que «el Roncesvalles español no debió tener presente el Turpín, sino todo lo más las mismas leyendas que inspiraron el Turpín, o bien otras análogas».

Se trata de un desarrollo original en la épica literaria española. Tomando como punto de partida, la historia de Roldán, en la Península Ibérica adquirió una personalidad propia. La leyenda que inspiró el Cantar de Roncesvalles pudo venir a través de Provenza en el siglo XII. La independencia de la tradición del Cantar de Roncesvalles en la Península se vio confirmada con la aparición de la Nota emilianense, una glosa del tercer cuarto del siglo XI.​ Esta nota es incluso anterior a cualquiera de los poemas franceses, y reflejaría una etapa más arcaica de la ficción literaria.

COLOFÓN

En los años 30, en el Alto de Ibañeta, se levantó un Monumento conmemorativo de la Canción de Roldán. No deben confundirse esta canción con el Cantar de Roncesvalles aunque traten de acontecimientos comunes. Aunque son dos folios por ambas caras, Menéndez Pidal estima que el original pudo tener 5000 versos.

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